domingo, 8 de septiembre de 2013

Sobre leyendas urbanas...


“La mujer del angelito” Una leyenda urbana de Córdoba

by maestroviejo
Los cocheros que hacían el recorrido entre Alta Córdoba y el Centro contaban con singular espanto terribles versiones que les sucedía a la vuelta al bajar por la avenida Roque Sáenz Peña. Decían que una mujer enlutada a la cual no se le veía la cara marchaba por los rieles en pos del tranvía llevando en sus brazos un pequeño ataúd sobre el cual había un candelero con velas de sebo. Adquirió tanta popularidad esta aparición que en las noches invernales se interrumpió por completo el trafico de peatones y los pocos vehículos que se animaban a pasar por la zona lo hacían acompañados por otro, nunca solos”.
imagen de epoca
Así, el 1º de enero de 1926, en una larga evocación sobre la Córdoba de finales del siglo XIX, La Voz del Interior recordaba a la todavía fresca “Mujer del angelito”. La bajada de Alta Córdoba, como se la conocía en tiempos de la aparición paso a ser señalada como la “Bajada del angelito muerto”. El barrio hacia poco que se había incorporado a una ciudad que, ya saturada en los alrededores de la plaza San Martín, se atrevía a subir a los altos. La estación de trenes del Ferrocarril Belgrano fue un punto de atracción.
La evocación del diario sostiene que el fantasma desapareció al instalarse en el barrio el R13 de Infantería, aquel cuerpo de artilleros que peleo en la intentona revolucionaria radical del 4 de febrero de 1905.
Pero para Azor Grimaut, en su libro Duendes en Córdoba, aun hasta 1915 se hablaba de la “Mujer del angelito”. Entonces, los niños pequeños fallecidos eran tenidos como angelitos y sus velorios eran toda una tradición festiva, celebratoria. Para ellos, los féretros se pintaban de blanco y ese era el color del cajoncito que transportaba la mujer.
Cuenta Azor Grimaut: “El viaducto ferroviario, de noche parecía un enorme bostezo interminable. A los dos lados de la bajada se levantaban como murallones los cortes de las dos grandes barrancas de greda y arena colorada. El transito de vehículos, especialmente pasadas las 11 de la noche, no era nutrido, aunque de tarde en tarde la sensación de que intentaba iniciarse, cuando el tranvía a caballo, mas popularmente conocido como “la carreta”, trabajosamente , por el agotamiento de las bestias, iniciaba su ascenso en dirección al norte. Mayorales y cocheros difundieron la versión (de la Mujer del angelito), que no dejo de preocupar hondamente a los supersticiosos, de que, regresar, siempre en el ultimo viaje cuando nadie -aparte de ellos- ocupaba el vehículo, se aparecía, corriendo por el terreno existente entre los rieles, delante de los caballos, una mujer de traje oscuro -quizás negro-, llevando en brazos un cajón fúnebre de angelito…”
El fantasma, según la versión, se deslizaba de acuerdo a la velocidad del tranvía y finalmente a corta distancia del viaducto antes citado desaparecía como desvaneciendose.

Sobre la próxima crisis


La próxima crisis financiera internacional

by maestroviejo
La próxima crisis financiera internacional
Este artículo analiza la extensión de la crisis financiera a nivel mundial, que se está gestionando como consecuencia del enorme dominio que el capital financiero tiene sobre las instituciones públicas, tanto internacionales como nacionales.
No existe plena conciencia a nivel de calle del enorme poder que el capital financiero (es decir, la banca, los hedge funds, las aseguradoras y otras instituciones e instrumentos financieros) tiene sobre el mal llamado orden internacional. Esta situación, que aparece con toda claridad en España, donde el gobierno español actual es un mero instrumento de la banca, se reproduce a nivel internacional. De ahí que, a no ser que se cambie el sistema financiero internacional y su control y/o regulación, estamos yendo hacia una expansión de la crisis financiera a nivel mundial.
Veamos los datos. Creo que (excepto los talibanes neoliberales que todavía dominan los fórums mediáticos del país) hay una creciente percepción de que la crisis financiera la creó el comportamiento especulativo de la banca, consecuencia de su desregulación. Pues bien, debido a la enorme influencia de la banca en los gobiernos de mayor poder a los dos lados del Atlántico Norte, así como en sus establishments políticos y mediáticos, no se ha hecho nada (repito, nada) para regular y controlar tal capital financiero. En realidad, los bancos centrales más importantes, tanto el Federal Reserve Board (FRB) como el Banco Central Europeo (BCE), han estado imprimiendo miles de millones de dólares y euros para ayudar a los bancos. Es lo que se llama en inglés quantitative easing (QE).
Hay una diferencia importante, sin embargo, entre lo que ha hecho el FRB en EEUU y lo que no ha hecho el BCE en Europa. Mientras que el primero ha ido comprando, con el dinero impreso, bonos públicos del Estado, garantizando unos intereses bajos para tales bonos (protegiendo a EEUU de la especulación de los mercados financieros), el BCE no lo ha hecho, desprotegiendo a los Estados miembros de la Eurozona, a los cuales, en el caso de los países periféricos de tal zona monetaria, se les ha estado exigiendo unos intereses en sus bonos públicos que alcanzaron niveles abusivos e impagables. Esta diferencia, en la que el BCE en la Eurozona se comporta como la ultraderecha estadounidense, el Tea Party, desearía que se comportara el FRB en EEUU, es de gran importancia, y señala que la banca es incluso más poderosa en la Unión Europea que en EEUU. Ahora bien, un elemento común es que ambos bancos centrales ofrecen dinero a los bancos en condiciones muy favorables (es decir, a unos intereses muy bajos).
Y, ¿qué es lo que hacen los bancos con este dinero? La retórica oficial, que intenta ofuscar la realidad, dice que dan crédito a la familias y a las empresas, ayudando a que se invierta en actividades de la economía productiva, creando riqueza y puestos de trabajo. Si usted se cree esto, ello indica que su nivel de ingenuidad ha llegado a un nivel peligroso para usted, y también para su comunidad. Esto no es lo que ocurre en la vida real. El crédito ni está ni se le espera.
La banca continúa especulando
¿Qué hace, pues, la banca con su dinero? La respuesta es sumamente fácil de entender. Intenta optimizar sus beneficios lo más pronto posible, invirtiendo en las actividades especulativas, que son las más rentables. Y ahí es donde estaban antes de que se iniciara la crisis de ahora, y es ahí donde están ahora, no en el mismo sitio, sino en los países llamados Emergentes. Durante estos dos últimos años ha habido una explosión de inversiones financieras en estos países. Pero no en infraestructura física y social, donde hay necesidades enormes, sino en actividades especulativas. Estas instituciones financieras, una vez que destruyeron las economías europeas y estadounidense, ahora están invirtiendo en aquellos países (con la ayuda de los Bancos Centrales, que, en definitiva, quiere decir fondos públicos), creando burbujas y más burbujas (en actividades inmobiliarias, en comercio, en alimentos, y un largo etcétera), tal como ocurrió en los países llamados económicamente avanzados. Este flujo de dinero de estos países a los países emergentes creó, como una de las consecuencias, una inflación del valor de su moneda, sobrevalorándola, creándoles problemas graves en su comercio internacional.
De todo esto se puede deducir que dicho flujo de capitales a los países emergentes (que producen beneficios a muy corto plazo) está creando las bases para la nueva crisis que se expandirá de los países de economía avanzada a los países emergentes, y ello como resultado de la explosión de las burbujas. Está ya ocurriendo en la India y en China, y afectará a Brasil, entre otros, y creará un problema incluso peor para aquellos países y para nosotros (ver “Another Financial Crisis Looms if Rich Countries Can’t Kick Their Addiction to Cash Injection”, de Ha-Joon Chang, en The Guardian, 30.08.13). Esto es lo que Juan Torres y yo alertamos que pasaría, en el libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero. Los primeros síntomas ya están apareciendo. El capital financiero está comenzando a huir de esos países, pues ven la explosión de las burbujas muy próxima. Y esta huida de capitales reproducirá, incluso con mayor intensidad, lo ocurrido en los países periféricos de la Eurozona.
Otras políticas eran y son posibles
Lo que está ocurriendo no es inevitable. Pero para ello se requiere un cambio de 180 grados en las políticas estatales hacia el capital financiero. El flujo financiero internacional está empobreciendo a los países, creando una impresión fugaz y falsa (por estar basada en la especulación) de bienestar económico, que pronto colapsará cuando se vea que las bases de ese crecimiento, que crea la euforia cuando se presenta, son de barro, tal como ocurrió en España durante la época exuberante de que “España va bien”, a lo cual se añadía en Catalunya que “Catalunya va incluso mejor”. Y ello a pesar de que los datos mostraban –como algunos pocos señalamos- que ni España iba bien ni tampoco Catalunya iba mejor. En realidad, iba peor. Y, por desgracia, los hechos confirmaron que llevábamos razón.
La solución pasa por un intervencionismo público que controle y regule la banca, con amplios cambios en los sistemas de propiedad, con mayor protagonismo de la banca pública, sometida a los intereses generales, con la eliminación de los paraísos fiscales y previniendo la actividad especulativa, regulando los flujos internacionales, que dificulte, e incluso imposibilite, las actividades especulativas. Pero esto, dudo que pase, debido al enorme poder del capital financiero que nos está llevando al desastre a nivel mundial.

Sobre guerras y mentiras


El porqué de la guerra: la guerra que usted no ve.

by maestroviejo
Si las personas realmente supieran la verdad, la guerra terminaría mañana. Pero, está claro, ellos no la saben, y no la pueden saber." 
 Primer Ministro británico David Lloyd George al editor de The Guardian, C.P.Scott, en el auge de la Primera Guerra Mundial.
Durante la I Guerra Mundial, el 10% de todas las bajas eran civiles.
Durante la II Guerra Mundial, el número de muertes de civiles se elevó al 50%
Durante la Guerra de Vietnam, el 70% de todas las bajas fueron civiles.
En la Guerra en Iraq, los civiles representan más del 90% de todas las muertes.
Marvin Harris, el mismo antropólogo que afimaba en una entrevista que "el amor es un instinto irresistible, la guerra no" también advertía que "los arsenales nucleares albergan armas suficientes para matar de forma definitiva a toda la especie humana y gran parte del mundo  animal y vegetal que conocemos. ¿Qué clase de principios prácticos, morales o éticos legitima a un pequeño número de expertos para jugarse el futuro de nuestra especie apostando a que las armas nucleares nunca se llegarán a utilizar? Es una apuesta que se ha hecho sin contar en absoluto con el consentimiento de la gente que va a morir si resulta que los estrategas han errado"

No en vano, son múltiples las teorías sobre el origen de la guerra, su causa y su evolución. Las hay sobre su importancia y necesidad, y también están los sueños quijotescos sobre su inutilidad y sobre la paz mundial.
El mismo Marvin Harris, y otros más, afirman que la guerra es una respuesta a
las necesidades ecológicas, ya que “los grupos pueden aceptar racionalmente el riesgo de las muertes en combate a cambio de la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida reduciendo por la fuerza la densidad demográfica del vecino” Es decir, el origen de la guerra se basa en la competencia por los recursos generalmente escasos o por una elevada presión demográfica sobre ellos.
Ashley Montagu, también antropólogo, advierte que existen sociedades como los inuit (esquimales) que carecen del sentido de la propiedad territorial recibiendo pacíficamente a cualquier persona que decida instalarse entre ellos, mientras que hay otros grupos tribales que se adaptan pacíficamente a la invasión de sus tierras marchándose a otro lugar.
Para Lévi-Strauss,“los intercambios económicos representan guerras potenciales resueltas pacíficamente, y las guerras son el resultado de transacciones desgraciadas”.
Para Pierre Clastres en su artículo "Arqueología de la violencia", lo que discute es la aceptación generalizada del mundo indígena como un mundo de penuria y miseria. “Las investigaciones más recientes demuestran que la economía de los Salvajes (...), permite en la práctica dar total satisfacción a las necesidades materiales de la sociedad”, siendo entonces una economía de la abundancia en lugar de la escasez. Por ello, las causas de la guerra no residen en la escasez de recursos o en la imprescindible transacción de aquellos, sino en reafirmar su diferencia frente a las otras sociedades, y es lo suficientemente tensa como para que sea una suerte de guerra permanente. “La guerra es una estructura de la sociedad primitiva” concluye. Según Clastres, la comunidad necesita de la figura opuesta del enemigo para pensarse como totalidad y unidad, para mantener la independencia política de cada comunidad. Por lo tanto, a lo que se oponen es a la unificación, es decir, al Estado, a la vez que hace uso de estrategias pacíficas-sociales en el interior del grupo para prevenir la centralización del poder y la formación de jerarquías.
El antropólogo Raymond C. Kelly, por su parte, también contradice el uso de las guerras en relación a la distribución de recursos, y afirma que realmente un cálculo costes-beneficios hace mucho más rentable la cooperación pacífica al enfrentamiento bélico.
De hecho, en la guerra moderna punitiva, al contrario que en la guerra primitiva, el objetivo no es tanto mantener la diferencia grupal, sino reforzar el poder del omnipotente opresor frente al sumiso, a través de una guerra permanente u "operación de contingencia en el extranjero", como nos la venden.
El General James Cartwright, el ex-vicecomandante del alto mando conjunto,
dijo que en los Estados Unidos para los próximos cinco o diez años "la probabilidad militar seguirá participando en el mismo tipo de conflictos que ha estado luchando desde el año 2001. Nadie que yo conozca piensa que vamos a estar fuera de este tipo de conflictos en corto plazo, no hay nada que nos diga que no estaremos envueltos en estos conflictos hasta donde los ojos puedan ver"
Por su parte, Bryan Whitman, subsecretario de defensa de EEUU. opina sobre estas palabras (*) que: "Hay muchos peligros asimétricos que están ahí. El terrorismo, obviamente, es uno de ellos. Lo que nosotros antevemos en el futuro no es conflicto de nación contra nación. Son esos conflictos asimétricos que están por ahí. Es la amenaza de armas de destrucción masiva. Son amenazas que trascienden fronteras geográficas. Los militares estadounidenses tienen que prepararse para una amplia gama de amenazas que existen por ahí, a fin de proteger sus intereses nacionales"
Ethan McCord fue uno de los primeros soldados en llegar a una matanza recién perpetrada por los estadounidenses en Bagdad ("La Paz"), por la "amenaza de armas de destrucción masiva" y otras amenazas que existen "por ahí", y cuenta:
"Los cadáveres no parecían humanos. Y estaba el olor. El olor no era igual a
nada a lo que yo hubiera olido antes. Una mezcla de heces, orina, sangre, humo y otras cosas indescriptibles. Oí un llanto. No llanto de dolor, sino el de un niño que acababa de pasar al lado de un hombre muerto. Y vi que había muchos hombres, los llantos parecían venir de ellos. Lo que vi dentro de la caravana fue una muchachita de unos cuatro años en el asiento de pasajeros. Tenía una grave herida en la barriga y vidrio en sus cabellos y en sus ojos.
"Tenemos que evacuar a esta niña" dije.
"Es culpa de ellos que traen a sus niños a una batalla!" me respondieron.
Yo tenía una hija que era un poco mayor que esa muchacha. Un niño se movió, saqué al niño de la furgoneta y lo apreté contra mi torax. Yo salí gritando: "El niño esta vivo" el niño está vivo!" En ese momento sus ojos me miraron, volvieron a la vida. Mi corazón se zambulló. "Está bien, estoy contigo, todo va a salir bien, no te mueras. Y lo apreté más fuerte contra mi torax.
"¿Qué carajo estás haciendo McCord?" Era el líder de mi pelotón. "Tú te preocupas por esa mierda de niños en lugar de la seguridad?!"
En ese momento, lo único que pensé fue: "Esta en lo cierto, señor!""
El antropólogo australiano Michael Taussig ha analizado el terror político por el que los seres humanos se hacen más vulnerables y maleables, y revela que en la actualidad, el estado de emergencia no es la excepción sino la regla. “El terror es lo que mantiene a estos extremos en aposición, del mismo modo que esta aposición mantiene el ritmo de apatía y choque que constituye la aparente normalidad de lo anormal creada por el estado de emergencia” Y continúa argumentando que “Por sobre todas las cosas, la guerra sucia es una guerra de silenciamiento. Oficialmente no hay guerra alguna. No hay prisioneros. No hay tortura. No hay desapariciones. Sólo el silencio que consume en gran parte el lenguaje del terror, intimidando a todos para que no se comente nada que pueda ser interpretado como una crítica a las Fuerzas Armadas… es la presencia de lo no dicho lo que logra el más simple de los comentarios de la esfera pública se vuelva asombroso en esta época de terror”
De esta manera, la seguridad se ha transformado en un bien preciado. "Te regalan miedo y te venden seguridad". Como afirma Gavin de Becker, el que fuera asesor de seguridad de la Casa Blanca en su libro "El valor del miedo", "infundir temores y dar seguridad ante ellos es lo más importante que ocurre en las relaciones humanas".
Así, este Estado de emergencia permanente lleva continuamente a la guerra al desorden amenazante, y al Otro amenazante, y el terror es la bala más destructiva que se dispara. Un ejemplo claro ocurrió en Sarajevo. Los francotiradores en esta guerra tenían comoobjetivo principal infundir temor. Las víctimas tenían tarifas: la tarifa más baja eran los ancianos, la más alta los niños, y si a estos niños los dejaban inválidos, doble tarifa, porque producía más dolor en los padres y en la población.
¿Pero cómo se puede cometer tal atrocidad? Guy Smallman, fotoperiodista independiente, cuenta lo que vió y sintió cuando llegó a la aldea Fahra de Afganistán, después de que una bomba de 2000 libras fuera arrojada en medio de la aldea. "La mayoría de ellos murieron. La primera cosa que me impactó fue el silencio. En el campo afgano, sólo se oye el canto de los pájaros, y estaba absolutamente todo en silencio. Y aún había un fuerte olor a muerte. Lo que más me impactó fueron los niños. Era casi como si todas sus energías y emociones les hubieran sido extraídas. Y nos miraban de forma penetrante, a media distancia. No reían y casi no hablaban. Creo que ha sido lo que me dejó una impresión más duradera. (...) Y entonces vino la diferencia de cifras. Los civiles decían que más de 140 personas habían muerto, la OTAN dijo que fueron 25."
"¿Por qué cree que las audiencias occidentales no tienen un sentido real de una atrocidad de esta magnitud?" le preguntó un periodista.
"Yo creo que las personas se vuelven insensibles a esto. (...) No ven de hecho aquellos cuerpos. Sin rostros, sin nombres. Son nada más que números. Sean afganos, iraquíes, o civiles libaneses, son tan sólo números."
Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos presentó a los japoneses como seres salvajes que "comían pescado crudo", algo considerado repugnante en las sociedades occidentales del momento, y que los deshumanizaba a ojos de los americanos. Los japoneses, por su parte, en plena guerra, enviaban en paracaídas a los campamentos de soldados discos de cantantes de moda, para así empatizar con los americanos.
Rafeef Ziadah, palestina, era la portavoz de prensa para la coalición. Cuenta como uno de los periodistas le preguntó: ¿No crees que todo estaría bien si simplemente dejarais de enseñar a vuestros hijos a odiar? Y entonces escribió un poema titulado "Nosotros enseñamos vida, señor". "Nosotros, los palestinos enseñamos vida después de que ellos, hayan ocupado el último cielo. Nosotros enseñamos vida después de que ellos hayan construido sus asentamientos y sus muros del Apartheid, después del último cielo"
"¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?" se pregunta el escritor Eduardo Galeano. Pero los muros más peligrosos, los muros más altos y fuertes, son los que construímos en la mente, especialmente aquellos que están construídos con el cemento de la Ciencia. "Triste época la nuestra, es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio" afirmaba Albert Einstein.
Marshall Sahlins, un respetado antropólogo, dimitió en marzo de este año de
la Academia Nacional de las Ciencias (NAS), la sociedad científica más prestigiosa de los Estados Unidos. La causa fue la elección del antropólogo Chagnon como miembro de la misma, el mismo que en su trabajo de campo entre los yanomami en los años 1960-70, les describía como un "pueblo violento", y aseguraba, por lo tanto, que la propensión a la guerra era innata y un estado natural de la humanidad. Shallins, en una entrevista para explicar su dimisión, aclaró que tampoco quería participar en la ayuda y el apoyo que la NAS está proporcionando a la investigación en ciencia social para mejorar la actuación en combate de los militares de EE UU, "teniendo en cuenta el peaje que los militares han pagado en sangre, riqueza y felicidad del pueblo norteamericano y el sufrimiento impuesto a otros pueblos en las innecesarias guerras de este siglo. Creo que si la NAS se implica en este tipo de investigación debería ser para estudiar como promover la paz, no como hacer la guerra."
Davi Kopenawa, portavoz de los indígenas yanomamis de Brasil y presidente de la asociación yanomami Hutukara, también se pronunción sobre el trabajo de Chagnon "Dijo sobre nosotros ‘¡Los yanomamis son salvajes!’.(...) ¿Pero qué hacen sus líderes? Creo que hace algunos años su líder libró una gran guerra; mataron a miles de pequeños, mataron a miles de niñas y niños. Esos grandes hombres acabaron con casi todo. Esas son las personas feroces. El verdadero pueblo feroz. Ellos lanzan bombas, disparan metralletas y acaban con la Tierra. Nosotros no hacemos eso…”.
En realidad, muchos son l@s antropólog@s que aseguran que la teoría de que somos una especie agresiva por naturaleza carece de base científica, al igual que la gestión de las sociedades en divisiones jerárquicas. "Sólo la perspectiva de la comprensión mutua, aparte de la cultura propia de cada uno, nos permite concebir esperanzas de una reconciliación mundial y de poner fin a la amenaza de destrucción mutua." asegura Marvin Harris.
La guerra que usted no ve - John Pilger.

El gorrión del Café de Oriente

domingo, 1 de septiembre de 2013

Sobre exterminio del Indio en U S A

La Ley contra el Indio en USA

El autor explica cómo la in-justicia cometida contra los cinco anti-terroristas cubanos es similar a la aplicada a las naciones originarias en el actual territorio de yanquilandia.
En la reciente burla pseudojusticiera que ha dejado otra vez libre al terrorista confeso Posada Carriles, bueno es no olvidar el contexto de sometimiento imperial, que niega tratados firmados con los Pueblos, y vulnera por la fuerza militar leyes internacionales como las de la Corte Penal Internacional "no aplicable a soldados norteamericanos".
El sistema de justicia que condenó a los Cinco
I – La ley contra el indio
Por Salvador Capote
Cinco cubanos inocentes permanecen en cárceles estadounidenses cumpliendo desmesuradas condenas. ¿Qué sistema de justicia es ése que, contra toda lógica y razón, y frente al clamor universal, les niega la libertad que merecen y los somete con frecuencia a duros castigos?
El imaginario estadounidense acerca de la justicia se fundamenta en el enunciado de la Declaración de Independencia según el cual “todos los hombres son creados iguales”. Sin embargo, nunca, ni antes ni ahora, los que habitan estas tierras han sido iguales ante la ley. Por el contrario, el sistema de justicia de Estados Unidos rezuma discriminación, soberbia, crueldad y sangre a través de toda su historia, desde el siglo XVIII hasta lo que va del siglo XXI.
¿Qué sistema de justicia condenó a los Cinco? …Comencemos la disección mostrando qué leyes fueron creadas y cómo se aplicaron contra los dueños primarios de este país, los americanos nativos o indios que, sometidos a un prolongado proceso de destrucción de su cultura, robo de sus tierras ancestrales y exterminio, han tenido que vivir en remotas y áridas reservaciones y con mayores niveles de pobreza que ningún otro grupo étnico.
En los albores de la República, en 1778, las tribus Delaware propusieron lo que hubiera sido una alternativa racional a la guerra, la creación de un Estado indio que formaría parte de la Unión. Otras propuestas similares surgieron posteriormente, pero el Congreso siempre se negó incluso a considerar la idea. Durante la legislatura de 1789 de Massachusetts, se aprobó una ley que dejaría bien claras las intenciones con respecto a los indios. Esta ley prohibía enseñarles a leer y escribir “bajo pena de muerte”.
La Ley de Desalojo de 1830 (Indian Removal Act), considerando a los indios inherentemente inferiores a los blancos, los despojó de sus tierras y los obligó a trasladarse a las reservaciones. El episodio más bochornoso de estos traslados (1838) se conoce como “El Camino de las Lágrimas” (“Trail of Tears”): 17,000 cheroquees fueron obligados por el U.S. Army a abandonar sus hogares en el norte de Georgia y trasladarse a Oklahoma. En el trayecto de 1,200 millas a pie, en lo más crudo del invierno, los despojaron de sus alimentos y mantas. Alrededor de 4,000, principalmente niños, mujeres y ancianos, murieron en el camino. Muchos políticos y militares, incluyendo el presidente Andrew Jackson y sus amigos, lucraban en negocios de especulación con las tierras de los indios. En 1842 los Seminoles fueron desalojados después de una larga y cruenta guerra. El robo de sus tierras a las tribus fue una historia de horror sin precedentes.
Entre las muchas leyes, disposiciones del Ejecutivo y regulaciones del BIA (Bureau of Indian Affairs) destinadas a destruir la cultura indígena, se destaca la Ley General de Reparto de 1887 (General Allotment Act o Dawes Act) que puso fin a la propiedad comunal de la tierra, distribuyéndola en lotes individuales entre las familias indias. Esta ley completó la destrucción de la organización tribal al separar áreas dentro de las reservaciones para su compra por el gobierno y venta posterior a colonos blancos. De esta manera, continuó el despojo aún dentro de las reservaciones. En poco tiempo, las tierras en poder de los indios se habían reducido en millones de acres.
La ley Dawes, que se promocionó cínicamente como beneficiosa por su influencia supuestamente civilizadora determinó, por el contrario, la fragmentación de las comunidades indias y su pobreza crónica, ya que la aridez de la tierra no permitía la subsistencia de las familias por separado, sin el apoyo de la organización comunal. Por otra parte, las tribus que habían sobrevivido, las que no fueron masacradas, disgregadas o asimiladas por la fuerza, la administración de justicia continuó considerándolas como entidades ajenas a Estados Unidos.
Desde los tiempos coloniales los indios han sido considerados por las clases dominantes de Estados Unidos como “una raza inferior”. Una joya de paternalismo racista fue una decisión de la Corte Suprema en 1894 (1): “Los Estados Unidos serán gobernados por consideraciones de justicia que habrán de controlar al pueblo cristiano en su tratamiento de una raza ignorante y dependiente”.
El enfoque varía desde el paternalismo romántico o hipócrita hasta la atribución de los rasgos más crueles de la barbarie, pero todas las posiciones han sido racistas y discriminatorias. Los debates congresionales, las declaraciones presidenciales y las decisiones de las cortes de justicia, están llenas de opiniones que transpiran estereotipos peyorativos y prejuicios, cuyo telón de fondo es el criterio de que los indios no tienen los mismos derechos legales que el resto de los ciudadanos de Estados Unidos. De hecho, la Corte Suprema les negó en varias ocasiones la ciudadanía. No fue hasta 1924 que el Congreso reconoció su condición de ciudadanos (Synder Act) pero su derecho al voto no fue admitido en todos los estados hasta 1948.
Con frecuencia, la discriminación se disfraza con la intención benevolente de “humanizar”, “civilizar” o “cristianizar” a los indios. A pesar de que lo prohíbe expresamente la Constitución, el Congreso de Estados Unidos destinó fondos periódicamente para misiones de proselitismo religioso entre los indios, interfiriendo, con fondos del gobierno, en sus creencias religiosas. Con frecuencia también, el odio y la intolerancia se disfrazan de pragmatismo y se alega la necesidad de apartar a las tribus para que no estorben el progreso, justificando de este modo el genocidio.
Otras leyes, en las cuales subyace el criterio de que el gobierno sabe lo que es mejor para los indios y no necesita consultarles, fueron impuestas para implementar políticas educacionales obligatorias y racistas. Decenas de miles de niños indios fueron aislados de la influencia de la tribu y del hogar, se les asignaron nuevos nombres en inglés, sólo podían aprender lo que habría de ser útil en una sociedad de blancos, los vistieron con uniformes grises, se les cortó el pelo, se les prohibió comunicarse en sus idiomas maternos y se les obligó a participar en los cultos cristianos; todo ello acompañado de severas y con frecuencia crueles medidas de disciplina. El objetivo de estas escuelas federales era la asimilación forzosa, no la educación. El hacinamiento, mala alimentación y condiciones higiénicas deplorables causaron incontables muertes. Muchos casos de abuso sexual están bien documentados.
La guerra contra los indios comenzó en Acoma, en lo que es ahora New Mexico, en 1599, y se puede considerar que terminó en 1890, el año en que los soldados del U.S. Army masacraron a los Sioux en la Reservación de Wounded Knee. Más de cuatro siglos de fiera y heroica resistencia indígena se ignoran casi completamente en los libros de texto de Estados Unidos. Nacida la República, todo el aparato jurídico y militar del país se puso en función de desposeer de sus tierras y su cultura a los pueblos indígenas.
De los millones de indios que poblaban el territorio de lo que es hoy Estados Unidos, quedaban en 1890 sólo 228,000 sobrevivientes sometidos a un proceso de aculturación destinado a destruir su identidad y robarles su idioma, sus tradiciones, sus costumbres, sus convicciones religiosas. Pero muchas tribus se negaban tozudamente a desaparecer. Continuaban resistiendo y adaptándose a todas las adversidades.
En 1934, la ley Dawes fue, al fin, abolida, después de 57 años de oprobio. La nueva ley (Indian Reorganization Act de 1939) les devolvió el derecho a crear sus propias organizaciones de gobierno y prohibió (demasiado tarde) la venta de tierras en las reservaciones a personas o instituciones no indias. Por esa fecha, sólo quedaban a los indios 86 de los 138 millones de acres que tenían cuando se promulgó la ley Dawes y éstas eran, obviamente, las de menor valor agrícola (2). No obstante, los indios continuaron perdiendo las propiedades de sus tierras mediante trampas legales de los que se aprovecharon de su ignorancia, su indefensión y su pobreza. En 1960 sólo les quedaban 53 millones de acres, 1/3 del territorio original de las reservaciones, incapaz de sustentar la población india (3).
En el siglo XIX, las leyes del apartheid estadounidense confinaron a los indios en las reservaciones; en el siglo XX, otras leyes les arrebataron la mayor parte de los territorios segregados.
Actualmente, más de la mitad han abandonado los ghettos y viven en los suburbios de los centros urbanos, muchos de ellos en la más absoluta miseria.
Una decisión de la Corte Suprema (1987) y una ley de 1988 (Indian Gaming Regulatory Act) establecieron que las leyes estatales contra el juego no son aplicables en las reservaciones. Esto permite a las tribus abrir casinos cuyos ingresos podrían proporcionar el dinero necesario para programas de salud, educación y vivienda, sobre todo si se tiene en cuenta que el desempleo en las reservaciones ronda el 70 % y pocos miembros de las tribus poseen propiedades y pueden pagar impuestos. Sin embargo, muchos dirigentes indios consideran –con razón- que los casinos estimulan el crimen, la prostitución, las drogas y la corrupción entre los jóvenes. Permitir en las reservaciones lo que se prohíbe fuera de ellas me parece una política aberrante que no puede justificarse por razones económicas. ¿Se permiten los casinos para ayudar a los indios o para acelerar su degradación?.
Más de 400 tratados con las tribus han sido sistemáticamente desconocidos o violados por los sucesivos gobiernos norteamericanos, y las leyes promulgadas para destruir su modo de vida constituyen probablemente el mejor ejemplo conocido de imperialismo cultural. Con su confinamiento en las reservaciones, muy alejadas generalmente de sus tierras ancestrales, los indios tuvieron que abandonar los cementerios donde habían enterrado a sus antepasados. De acuerdo con la Smithsonian Institution, los museos de Estados Unidos poseen miles de esqueletos indios y se niegan a devolverlos a las tribus para su entierro alegando que necesitan más tiempo para estudiarlos. Tampoco devuelven los objetos sagrados ceremoniales ocupados en gran parte como botín de guerra. Una ley de noviembre de 1990 (Native American Graves Protection and Repatriation Act) ordena a museos y otras instituciones científicas la devolución a las tribus de todos los objetos sagrados, pero la ley presenta muchos agujeros, entre ellos quién debe definir el carácter “sagrado” de los objetos.
Varias leyes, federales y estatales, han prohibido a los indios la libertad de culto. Condenas de hasta 30 años de cárcel se aplicaban a los líderes espirituales que practicasen su religión. No fue hasta l978 (American Religious Freedom Act) que se permitió a los indios celebrar de nuevo ceremonias religiosas. Pero la libertad de culto en todas sus manifestaciones no les fue otorgada hasta 1993 (Native American Free Exercise of Religious Act).
Actualmente, por supuesto, las expresiones públicas de racismo contra los indios no son permitidas ni, en general, aceptadas, pero el racismo y sus efectos persisten y se manifiestan sobre todo en los muy bajos niveles de pobreza, salud y educación. Los americanos nativos ocupan el primer lugar per capita en la población penal de Estados Unidos.
Es importante, por último, tener presente que la injusticia no sólo se manifiesta históricamente en las leyes promulgadas, vigentes o no. Leyes que conduzcan a la reparación y compensación por los daños sufridos y que aseguren el acceso de la población india a niveles adecuados de bienestar social no han sido promulgadas ni lo serán probablemente hasta que ocurran en Estados Unidos cambios estructurales profundos.
Este es el sistema de justicia de Estados Unidos, el que dio “solución final” al “problema indio” mediante el genocidio y la destrucción de un rico patrimonio cultural que contaba entre sus valores con las reglas de oro que permitían al hombre vivir en armonía con la naturaleza. Para la Confederación de Tribus Iroquesas del Nordeste, las leyes justas de buen gobierno eran las que dejaban como herencia a las nuevas generaciones, a los que aún no habían nacido, un mundo mejor. Las leyes injustas de Estados Unidos han dejado a los indios un mundo cada vez peor.
(1) Missouri, Kansas, and Texas Railway Co. v. Roberts, 152 US 114, 117 (1894).
(2) J. R. Kramer: “The American Minority Community”, N.Y.; T.Y. Cromell, 1970.
(3) W.A. Brophy and S.D. Aberle: “Indian: Unfinished Business”, Univ. of Oklahoma Press, 1966.