¡HAY QUE ESTUDIAR MÁS LATÍN!
En cierta ocasión José Solís Ruiz, ministro de Trabajo durante el
régimen franquista y natural de Cabra (Córdoba), le discutía al
político y rector de la Universidad Complutense, profesor Muñoz
Alonso, para qué servía el latín.
El profesor le respondió: «Por lo pronto, señor ministro, para que a
Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra
cosa».
Así pues, vamos a servirnos de la etimología, y el latín, para
explicar por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro: El
término maestro deriva de magister y este, a su vez, del adjetivo
magis que significa más o más que. El magister lo podríamos definir
como el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos
y habilidades. Por ejemplo, Magister equitum (jefe de caballería en la
Antigua Roma) o Magister militum (jefe militar).
El término ministro deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo
minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o
el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos.
Por tanto, el latín sirve - por ejemplo- para explicarnos que
cualquier "tontolculo" puede ser ministro… pero no maestro.
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