Compartamos la carga...
Pesa tanto el mundo si sobre los hombros lo llevo y en él se recuestan miedos y miserias, dolor y enfermedades, caminos desandados y fuentes de agua cristalina que se secaron.
Compartamos la carga...
No me dejes en mi soledad, préstame una sonrisa y que el viento libere así mis pensamientos y los lleve al país de los sueños maravillosos.
Compartamos la carga y hagamos juntos el camino, quizá descubramos que sólos no caminamos y que cada cual es portador de un misterio, de su propio misterio, que es el tuyo, que es el mío, el misterio de ser todos el mismo y de no haber pena que no se diluya con amor.
No dejes que el dolor del mundo, que mi dolor, se convierta en una gran herida que cae sobre mis hombros y que a cada paso me acerca más al suelo porque con ella no puedo.
No me dejes caer en el camino y comparte mi peso con el tuyo, el tuyo con el mío, porque en ti me duelo y en ti me alegro, y en ambos nos regocijamos en el pleno hecho de vivir.
Compartamos la carga y no dejemos al hermano que sufre hacer sólo su camino, con su peso y con el tuyo, con el mío y con la sombra de la indiferencia. No te dejes sufrir en él. No escondas la mirada cuando busque tu mirada. Ni huyas hacia tus adentros cuando sientas su latido en el tuyo, cuando su corazón grite tu nombre.
Dame un poco de tu carga y yo te daré parte de mi alegría. Y te sentiré siendo uno y me amaré siendo tú. Déjame que te sueñe como si estuviera despierto y que resurja de entre mis propios miedos y cadenas como el ave que resurge de su propio fuego y renace de entre sus cenizas.
Comparte tu carga conmigo y unamos las manos, estrechemos el alma y vertamos lágrimas de alegría. Porque tanto dolor doblegó al mundo que las manos se alejaron, los caminos se hundieron ladera abajo, los ríos caudalosos se amamantaron de lágrimas y sollozos...
No me dejes llevar sólo mi carga, comparte contigo mi dolor y mi alegría, rompe mi soledad y ahuyenta el aleteo del cuervo que espera verme fenecer para devorar mis ojos.
Compartamos la carga... Porque tu peso es el mío y no estás sólo.
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Impenitente quejoso, deseoso de cambios para mejor. Resignado, tristemente, a que la felicidad de los humanos no sea duradera, aunque toda una vida de felicidad hace de la tierra un infierno. Dudo por que no se nada, afirmo porque soy libre. utilizo derecha e izquierda para caminar....de paso por este planeta....riesgo de España...Defcon....
lunes, 15 de julio de 2013
Sobre cargas..y algunas zarandajas
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