domingo, 25 de noviembre de 2012

Sobre la opinión del Financial Times


Leído en "El diario.es"....un articulo sobre lo que opina el diario "Financial Times"......con relación a



Con estos ministros, y sobre todo con su presidente, tenemos muy poco que rascar en Europa y en el mundo. Nuestro Gobierno es la peor imagen de España en el exterior. No hay datos oficiales de lo que piensan al respecto los demás dirigentes del continente –aunque no pocos gestos y miradas que salen en televisión sugieren que muchos comparten esa impresión-, pero la prensa extranjera, y particularmente algunos de los diarios más influyentes, ha empezado a poner a nuestros representantes a caer de un burro y, en particular, a Rajoy. Lo cual es muy inhabitual: los ataques de hace un tiempo a Berlusconi son el único precedente claro de ello. Y el asunto es muy grave . Porque España necesita hoy más que nunca que sus ministros sepan defender nuestros intereses en el marco internacional con imaginación e inteligencia, y también con arrojo, y su descrédito creciente hace imposible esa tarea. Habría espacio para mejorar nuestra suerte en ese ámbito fundamental: no muy grande, pero lo habría. Sin embargo, la impericia profesional de los miembros de nuestro gobierno no nos permite acceder a él.
El aldabonazo más contundente sobre los límites de Rajoy lo daba ayer el Financial Times en un destacado artículo de su sección internacional en el que, entre otras cosas se decía: “Rajoy es un político de provincias poco dispuesto a aceptar la realidad y no es el adecuado para resolver una crisis compleja e internacional”. “Es raro encontrar a un dirigente, economista o inversor extranjero dispuesto a defenderle”. “Encerrado en sí mismo, conocido porque no le gusta hablar en público y por ocultar lo que piensa hasta a sus más próximos, el primer ministro español parece incompatible con la política moderna”.
En su edición de hoy, el Financial Times se ocupa de Luis de Guindos. No por boca del diario mismo, sino por la de los políticos y financieros que ha reunido para elaborar el ranking de los mejores ministros de finanzas europeos. Wolfgang Schauble, el titular alemán de ese departamento, figura en el primer lugar de la lista. Y nuestro De Guindos, en el último, el 19º. El FT hace un lacónico comentario sobre los motivos de tan baja valoración: “Todavía tiene que convencer a los economistas y a los mercados de que puede modificar la suerte de la economía de su país y así evitar que Europa tenga un agrio destino”.
Hay que subrayar que lo que los expertos han valorado en su ranking es la capacidad política de los ministros y no la situación del país. Como prueba de ello, el FT dice que uno de los titulares de economía más apreciados ha sido el italiano Vittorio Grilli, “por su tarea para evitar que su país se convirtiera en una nueva víctima de la crisis de la deuda; por eso sube 10 puestos en la clasificación”. No menos llamativo es que el griego Yannis Stournaras haya si sido colocado en 8º, “a pesar de que lleve solo siete meses en el cargo”.
De Cristóbal Montoro, de Fátima Báñez, de Ana Mato o de José Ignacio Wert no habla, y no lo ha hecho nunca, ni el Financial Times ni ningún otro diario europeo. Casi mejor ese silencio. Porque por ahí fuera, las ocurrencias de esos ministros merecerían algo bastante más fuerte que un análisis crítico dentro de las formas. Tampoco nuestro titular de exteriores ha sido objeto de comentario personalizado alguno, lo cual se corresponde bastante bien con su trayectoria, tan gris fuera de nuestras fronteras que ni siguiera fue tenido en cuenta por la prensa británica cuando hace unos meses levantó fiero la bandera de España para reclamar Gibraltar.
Mientras tanto la miscelánea de citas a la situación española en los periódicos extranjeros sigue estando teñida por tonos muy negros. Algunos muy serios e inquietantes. Ayer el Wall Street Journal decía que las perspectivas españolas podrían ser peores que las griegas. Porque la economía helena tiene una capacidad de crecimiento potencial de su PIB, para cuando sus problemas empiecen a solucionarse, del 13 % mientras que el de la española es sólo del 4,6 %. Y la razón principal de esa diferencia es que la masa de trabajadores que el estallido de nuestra burbuja inmobiliaria dejó en el paro tiene muy difícil recolocación en otros sectores y es muy posible –dice el WSJ, citando un informe de la Comisión Europea que aquí ha pasado desapercibido- que “una eventual recuperación económica futura de España se viera obstaculizada por limitaciones de oferta laboral (adecuada) que producirían inflación”.
No menos preocupantes son las conclusiones del artículo de Sebastian Mallaby, que sobre las dimensiones insostenibles de nuestra deuda también ayer publicaba el Financial Times y que de nuevo volvía sobre la capacidad de nuestro gobierno: “España necesita urgentemente tragarse su orgullo y aceptar una monitorización externa de su economía. Un equipo de líderes más audaces deben hacer frente ya a la deuda española”.
Otros apuntes recientes de la prensa extranjera son más puntuales, pero no menos significativos de lo que se piensa de nosotros por ahí. Los diarios alemanes llevan días hablando de la creciente emigración de jóvenes titulados a ese país. La crisis de los desahucios, y los consiguientes suicidios, sigue siendo tema frecuente en toda la prensa europea ( Frankfurter Allgemeine Zeitung), como también lo son las elecciones catalanas. El Corriere della Sera, citando al diario Ultima Hora de Mallorca, mostraba al consejero balear de Turismo luciendo muy sonriente los testículos del ciervo que acababa de cazar en Toledo, y un enviado especial de La Repubblica contaba la triste escena que acababa de presenciar en un comedor popular de Madrid: “España es un país en el abismo, entre dramas y revueltas”.

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